LOS JESUITAS

LOS PRENOVICIOS NOS COMPARTEN SUS DISCERNIMIENTOS
MIGUEL ANGEL CUANALO 28 AÑOS PUEBLA EDUCACIÓN

Creía firmemente en la promesas de éxito, de hecho me di cuenta que era bastante útil para alcanzar propósitos planteados por empresarios y académicos. Veía que avanzaba a los ojos de los demás pero dentro de mí sentía una inquietud no resuelta. Sentía que podía dar y a la vez veía que mayor esfuerzo no era posible. Empecé a preguntarme qué estaba haciendo con mi vida. A mis 28 años, con una empresa de 3 años de antigüedad, a la mitad de un doctorado en la UDLAP con beca al 100% y con novia muy guapa me sentía todavía insatisfecho. Fue cuando recordé un llamado sutil que sirviendo a la gente en campo de misión nahuatl a los 18 años me recordó lo pleno que alguna vez fui. Aunado con un descalabro con el cliente más importante de la empresa se movieron las bases de mi propia existencia, hallándome vació y desolado. Tenía muchos planes pero me descubrí sin rumbo, como un barco con mapa pero sin brújula.

Fue cuando sin saber con certeza porqué, decidí vivir los Ejercicios Espirituales con los jesuitas ya que sabía que San Ignacio había sido su fundador. Estaba, creo yo, fatigado de vivir las promesas de todos los demás, y sin estar consciente ni certero rompí el mapa y me dispuse a buscar la brújula de mi vida. De la misma manera que buscaba persistentemente los sueños del mundo, me dispuse a buscar el sentido de mi vida con honestidad y persistencia que me distinguía. Lo que encontré fue algo distinto, entre todo el ruido hallé en el silencio un susurro que hasta ahora he seguido, la brújula desde el interior me pide acabar con mis estudios y entregarme a lo que tiene bases firmes como el Amor mismo. Estoy convencido que la vocación en mi vida no es algo que se espera a que llegue sino que se cultiva, y por sus frutos se va develando mi gran sueño, el servir a Dios en las fronteras. El ser humano no está llamado a la mediocridad o a la entrega a un sin sentido, como adulto y joven llamado a la mayor Gloria de Dios donde el camino no es fácil y donde puedes ser verdaderamente tú mismo junto con otros aventureros como tú.

FERNANDO AMIEVA 33 AÑOS CÓRDOBA ABOGADO
Desde que era muy chavo, 7 u 8 años, me gustaba ir a dormir a casa de mis abuelos Mario y Sonia para platicar y convivir con los religiosos misioneros que pasaban a descansar, ya sea porque iban rumbo a la misión de la sierra de Veracruz o porque venían de paso rumbo a otro lugar para después regresar a la misión. Recuerdo las historias y anécdotas que fueron las semillas para mi futura vocación.
Cuando tuve edad suficiente para ir a la misión en la sierra de Veracruz lo hacía con la frecuencia que podía hasta salir de la preparatoria, en mi estaba ya la vocación de entrega a Dios y servicio a mis hermanos pero aún no daba el paso definitivo, para eso tuvo que pasar un tiempo muy largo pero lleno de experiencias y también de muchas dudas.
Al tener que elegir la carrera, opté por la de abogado pues creía que de esa manera a través de la justicia podía ayudar a los que menos tienen desde una visión humanista. Al concluir la carrera formé un despacho con algunos amigos abogados y justamente lo que menos podíamos hacer era eso, ayudar a los más necesitados, entré a la dinámica del derecho corporativo, mercantil y societario, gané clientes pero perdí el sentido de la justicia para el que más lo necesita, a la par ingresé a un partido político pensando que desde ahí podía aportar para poder hacer un mundo mejor y más justo.
Ahí comprobé lo sucio y mezquino que es el involucrarte en eso para poder ?ayudar? a los demás, Dios me pedía más; tras una fuerte sacudida espiritual me deje tocar por Dios y conocí a Jesús a través de la Compañía de Jesús y me deje seducir, sentí su presencia y escuche su invitación en Ejercicios Espirituales y ahora sí, di el paso lleno de fe y amor para mas amarle y servirle siguiendo a Jesús pobre y humilde a través de los rostros concretos de mis hermanos y de esta forma trabajar para hacer de este mundo algo más humano, como Dios quiere.