jueves, 5 de diciembre de 2013

ESTAMOS LISTOS PARA ESPERAR...ADVIENTO



Ya estamos en Diciembre....¿Qué vértigo! La navidad a la vuelta de la esquina. Ya toca PREPARARSE. Hace semanas que la gente hace reservas para las cenas de empresa o de amigos. Empiezan a subir, cada vez más rápido los precios de turrones, carnes y pescados. Las calles se adornan con una mezcla de símbolos florales, luces y algún vestigio religioso. -Cada vez menos para no herir sensibilidades-. Empieza el baile de las fechas: ¿viajaré este día, o este otro? Nos veremos pronto las caras con la familia. Hay que comprar la lotería, que este año toca seguro, y si no, que haya salud. ¿Vestidos de gala para cenas y festejos? Algo caerá...

El adviento que comenzamos es tiempo de disponerse a algo grande- pero que a veces queda silenciado ante el folklore de Diciembre. Porque cuando llega algo que esperas con ansia, ¿anda que no le das vueltas! A veces hasta te quita el sueño, por la ilusión, la incertidumbre, el deseo de que las cosas lleguen, de ver ese ser querido, de saber el resultado de un examen muy importante para ti, de tantas cosas, ¿Pues lo que estamos esperando es alucinante, grande, inmenso!.

Es tiempo de disponernos a un encuentro, algo que no por sabido deja de ser nuevo. Un encuentro con un Dios al que, una vez más, admiramos como ser humano. Un encuentro con una lógica (la encarnación, un dios capaz de hacerse humano con todas su consecuencias), que nos desborda. ¿Cómo prepararse? Desde la gratitud por lo que uno tiene. Desde la escucha de esas promesas de un Dios que te dice: "vengo a tu mundo, a tu vida, a tu historia, para estar presenta ahí. Vengo a ti"

Vengo a tu mundo, a tu vida, a tu historia,
¿Cómo me resuena esa palabra?
¿Cómo puedo prepararme para cuando llegue la navidad?
¿Tal vez un poquito de oración?
¿Alguna lectura distinta?
¿Una revisión agradecida de lo que es mi vida y lo que puede llegar a ser?

¿NO ES UN TIEMPO PARA LA ESPERANZA? Pues esperemos, pero no sentados sino bien vivos, bien activos, amando. Esperemos que mejoren las vidas de quienes nos rodean.
Esperemos que los solitarios tengan este año alguien que les recuerde (tal vez podemos llamar, escribir, cuidar a los más descuidados).
Esperemos que se encienda alguna luz de ilusión en espacios de sombra (tal vez yo pueda encender alguna?).
Esperemos que en medio del vértigo y de tantos preparativos alguien se acuerde de que Dios viene.
Esperemos que haya más besos y menos golpes, mas risas y menos ceños fruncidos, menos broncas y más reconciliaciones. Y digámoslo. Y cantémoslo. Y vivámoslo. Que el Dios sigue viniendo es la fuente de la alegría profunda.


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