martes, 1 de octubre de 2013

PÓNGANSE LA MASCARILLA DE OXÍGENO

Cuando el avión está a punto de despegar la azafata recomienda: “No olviden ponerse la mascarilla de oxígeno antes de ayudar a los demás”. Creo que nuestro primer impulso sería ayudar y luego buscar la mascarilla. Pero parece que no puede ser así. Me evocaba la invitación de Jesús:  Ama al prójimo como a ti mismo. Porque si este amor no está en tu vida, ¿cómo vas a poder ofrecerlo?. Si no tienes el  oxígeno que necesitas para respirar, ¡Cómo vas a podre reanimar a otros?.

Me ayuda a mirar los conflictos dentro mucho más amor del que imaginamos sólo que, a veces, se nos atasca y necesitamos “expertos” que nos ayuden a sacarlo. Los niños son los más autorizados para ello. Un pequeño con síndrome de down, al que su catequista invitó a hacer una oración, dijo: “Dios, cura mis pensamientos”. ¡Cuánto bien nos hace una petición así!. Sufrimos, en ocasiones, por la deriva de nuestros pensamientos que nos llevan a presuponer, interpretar, enjuiciarnos… Se nos convierten en pensamientos tóxicos que retienen, sobre todo, las voces negativas y no nos dejan reconocer el don que contiene cada experiencia. Que liberación cuando soltamos estos pensamientos y nos crece el espacio para acoger lo que vivimos, sin filtros, sencillamente, tal como acontece. Entonces se oxigena nuestra vida y sentimos que podemos dar un respiro a los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario